El miércoles fue el día oficial del cambio, abandonamos el calor acojedor del verano y dijimos hola a los continuos golpes del otoño, la estacion oficial de los cambios, el tiempo en que nos preparamos para el invierno, tal vez más radical incluso que la primavera. Sí, el miércoles 21 fue una fecha clave. ¿Será esto la causa de que esta semana me haya cuestionado tanto sobre este tema? El martes, a punto del gran cambio, fue el tema de conversación con una amiga, pero enfocado en las personas, ¿son las personas capaces de cambiar para corregirse ellas mismas? Es cierto que lo que somos es gracias a cada cosa que nos ha pasado y que nos ha llevado ha donde estamos ahora, pero cambiábamos sin darnos cuenta, ¿y si nos forzamos nosotros? El jueves, durante mi hora libre y pasado ya el miércoles 21, volvió a salir el tema con otras amigas y enfocado hacia otra parte, cómo habia cambiado nuestra relación con otra persona debido a lo que esa persona habia llegado a ser, no sé si por circunstancias externas o porque la persona quisiera ser asi. Un dia después con otras personas, el tema surgió de nuevo, pero esta vez le di mucha más importancia y fue cuando realmente me paré a pensar en ello, la conclusión de aquella conversación fue que no sólo nos cambia lo que pasa a nuestro alrededor, también los que nos rodean y a veces hasta nuestros propios sentimientos, como la confianza en alguien.
Cambios... siempre han estado y estarán ahí, y yo creo que, por mucho que cambiemos o queramos cambiar, en el fondo siempre seremos las personas que somos.
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