Nuestras Locas Historias

Recuerdo, sí que recuerdo.
Tardes infinitas que se pasaban como quien sólo puede decir la primera sílaba de una palabra. Largos pasillos que esperaban ser recorridos para llevar mensajes sin sentido tres veces al día. Un pase de micro que no pasó desapercibido. Tardes de locas historias sin sentido e inacabadas que aún esperan ser moldeadas. Tantos sueños compartidos y risas sin saber el motivo. Tú mi defensa y yo la tuya; mi apoyo, tu apoyo; mis consejos, tus consejos... Frases confusas para evitar decirnos adiós. Los dos lados del infinito [...]
¿Qué nos pasó? Lo que nunca llegaremos a comprender del todo se interpuso entre tu y yo. Nos separó y nos arrastró a nuestro infierno particular. Vestíamos todo el día con disfraces de felicidad e indiferencia. Yo no sabía de mí y tú no sabías de mí. Mirando al pasado todo se ve tan triste y horrible...
Pero esta historia no tiene un final triste. Todo aquello que nos unió volvió a hacerlo como siempre dijimos que haría. Solo tenemos una pequeña marca que nos dejó la experiencia. Pero ya podemos acabar nuestras locas historias sin sentido e intentar dárselo en la medida de lo posible, sintiendo de cerca ese infinito. Esta es una historia con final feliz.

Feelings

Uno de los mayores retos de nuestra vida es enfrentarnos a nuestros sentimientos. Son una parte de nosotros, un sistema complejo que nos controla y que por lo general está fuera de nuestra comprensión. Son traicioneros y confusos la mayoría de las veces, algunos piensan que te hacen débil, que no te dejan pensar con claridad.Intentamos erradicarlos como si fuera tan fácil deshacerse de ellos, como si no dejaran huella. No podemos matarlos, no podemos modificarlos con solo quererlo, a veces no podemos ni ocultarlos y pocas son las ocasiones en las que podemos controlarlos. ¿Por qué ese afán por ser dueños de ellos? La experiencia nos dice que ellos son dueños de nosotros, somos peones de sus impulsos. Por eso aquí el reto está en saber adaptarse a ellos y asumirlo. No debes torturarte intentando hacer malabares con ellos, sino aceptarlos y tomar una decisión: o seguirlos y dejarse llevar por el camino que ellos trazan o dejar que la vida siga sin hacerles caso, esperando algo nuevo, y aceptar lo que venga tras esta elección, aprendiendo de las experiencias que traiga consigo. Es la forma de ser un poco más feliz.